Tuesday, May 08, 2007

O te irás para siempre

Regresarás a mí (o te irás para siempre).
Nunca has estado aquí,
pero yo sí, por eso regresarás.

Y estarás de vuelta conmigo
en los rincones donde nunca has ido,
pero será tu regreso conmigo.

Y vendrás, y te amaré y te diré
¡qué bien que has venido!
Y tú pensarás, nunca me he ido...

Pero será tu primera vez en mi refugio,
que será tuyo al instante,
y siempre mío, fuego vivo.

Regresarás a mí, para estar contigo...


Siempre presentes

Te escribo y me asombro
de las cosas que escribo,
de lo que sale de mi alma
para estar contigo.

Porque, cuando te escribo,
un poco en ti he vivido
y algo mío se hace tuyo
y tú te haces mi presente,
siempre presente.

Y este amor latente
se hace físico, se hace tinta,
y el papel, como mi piel,
recibe la caricia de la pluma
como si tú me tocaras.

Y todo se esfuma,
pero me queda siempre el papel,
y la tinta siempre permanecerá,
siempre presentes.

Un día cualquiera

Ya te has ido...
y yo sigo aquí, en mi cama,
pensando en ti y esperando que
a tu regreso me mires y me ames.

No me amarás, lo sé,
pero tu presencia cercana
me bastará para llenar
el vacío fondo de mi alma.
¿Por cuánto tiempo bastará?

El tiempo corre veloz y nosotros,
ralentizados, no vivimos ese tiempo.
Lo escondemos, lo esperamos,
lo vemos escaparse y largarse
con nuestro amor incompleto,
amargo, insatisfecho.

Qué complicado es todo.
Qué fácil sería...


Monday, May 07, 2007

Risas en la habitación de al lado.

Risas en la habitación de al lado.
Ahora risas, ayer lloros.
La máscara cubre los ojos
y las palabras fluyen para
contentar a los demás.
¿Y a quién le importa?

Me ditaciones, castigos,
latigazos que fustigan para arrancar...
...y no arranco.

No te escondas, no finjas.
Déjame ver las lágrimas
que hay tras esas risas,
tras ese buen humor.
No me engañes, no me mientas.
Yo sé que la sangre te hierve
y que tus sienes laten violentamente
y que tu pecho duele y aprisiona tus penas.
Déjalas salir.
Ven conmigo.

Mírame

Mírame, clávame tus ojos y no los separes de mí.
Quiero que me veas. Quiero que sepas quién soy.
¿No lo sabes aún?
Yo tampoco. ¿Y quién eres tú?

Juguemos a descubrirnos juntos las cosas
que no nos atrevemos a ver ni a decir.

Mírame, deséame, ámame.
¿A qué esperas?
Yo ya no puedo esperar más.
Abre tu puerte, ven hacia mí...
...y mírame.


...Ya lo has hecho...

Dímelo ya

Dime con palabras lo que tus ojos ya dicen,
lo que las arrugas de tu cara me indican,
lo que tu mirada cansada esconde,
lo que tu cuerpo atlético mitiga,
lo que tus risas tratan de ocultar,
lo que tu mente no puede olvidar...
...lo que yo quiero escuchar.

¡Dímelo ya!


Dime que te esconderías en mí,
que buscas mi calor cual hoguera protectora,
que soy tu refugio, tu sol, tu lluvia,
que tú, mi viento y mi látigo,
que yo, tu sonrisa...


En tus rincones

Vislumbro tus rincones y me asusto
al ver las tinieblas que pueblan tu cuerpo,
sombras conocidas por otros, por mí,
y que nos siguen allí donde habitamos.

Vislumbro tus pesares y tus ansias,
tus dolores y alegrías, que te siguen
y te pesan, y te lastran
empujándote hasta el fondo del abismo.

No sigas.
Suéltalo.
Ven a mi rincón
donde el sol nos iluminará
(el sol, siempre el sol)
y su calor nos fundirá
lejos de tus rincones oscuros
de tu alma atormentada.
Sé fuerte.
Yo te espero.


No me dejes

No me dejes.
Ahora no.
Nunca hemos estado tan cerca como ahora.
Te necesito. Ahora te necesito.
Soy egoísta, sí (lo sé),
pero también soy racional.

No me dejes.
Ahora no.
¿No ves que puedo ayudarte?
Me necesitas, sé egoísta,
como yo lo soy.

No me dejes.
Ahora no.
Ven conmigo o déjame entrar,
donde sea, pero juntos,.
Ahora sí, ahora juntos.
¿Cómo era antes?
Antes era vacío...

...vacío y tristeza...


Los cambios

La grandeza de los cambios
me impulsa a escribir estas líneas,
líneas rápidas, insensatas, impulsivas,
líneas sinceras, sin correcciones ni tachaduras.

La grandeza de los cambios
me lleva a este huracán de alegría,
de odio, de rabia contenida,
de paz, de miseria, de envidia.

La grandeza de los cambios
me lleva a los cambios
y los cambios me llevan al amor,
al desamor, al orgullo, a la razón,
al dolor, la pena y la agonía.

Los cambios me llevan a ti,
a ti, al amor y a la grandeza,

a la grandeza de ti,
a tu amor,
a tu grandeza.

...los cambios...


Por una mirada

Por una mirada, un mundo
Por una sonrisa, un cielo
Por un beso...
yo no sé qué te diera
por un beso...


Yo sí sé qué te diera por un beso...
por un beso te daría otro beso,
por un beso te daría mi alma,
por ese beso tuyo oculto tras tus ojos cansados
yo te diera los míos, cansados también,
pero ávidos de nuevas miradas.

Por esa mirada profunda yo te diera
un beso, y por un beso, mi piel,
y mis caricias, y por ellas tú me dieras un beso.

Y así el amor sería,
y los sueños serían,
y el amor sería,
y el placer sería,
y el dolor se iría...

...y yo te besaría...


Ya me he ido

No valgo un duro como poetisa
pero me lo paso en grande y me libero
de unas cuantas cosas que me pesan
y me aprietan, y me hunden.
Las dejo salir, me libro del lastre
de los pensamientos embarullados
haciendo de ellos poemas embarullados,
pero frescos, sueltos, directos, sinceros,
sin metáforas, sin imágenes.
Con la única intención de dibujar mi imagen,
la de dentro, la de la cueva y las sombras.
Qué difícil.
Debería dejarlo o emborracharme de ello.
Escribir todo o no dignarme a coger
un bolígrafo nunca jamás.
Ostracismo para la mediocre cobarde
(y latigazos, que me gustan las masacres,
la flajelación, la humillación y el dolor).

Me duermo, me voy...


...Ya me he ido.